jueves, 4 de abril de 2013

Así empezó

Con 2 añitos recién cumplidos, los reyes le trajeron un pack de pintura de dedos. Entonces descubrimos que nuestra niña sí era capaz de distraerse y concentrarse más de 5 minutos, :-)
Ese día disfrutó muchísimo y a partir de ahí todos los fines de semana nos pide jugar con las pinturas. Porque para ella es eso, un juego en el que experimentar con los colores, las texturas y las sensaciones y cuando más ampliamos los materiales más crece su creatividad y su aprendizaje. Ahora con 3 añitos tiene muy claro que mezclando el color azul y amarillo obtiene el verde y mezclando el rosa y el azul, el lila su color preferido. Y es que no hay mejor forma de aprender que investigando con sus propias manos.
La pintura y otras manualidades ayudan al niño a crecer de una forma más completa, aumentando su capacidad de concentración, de resolución de problemas, de expresión, su sensibilidad y su autoestima.
Pero tal vez sea una actividad que nos cuesta a los padres por aquello de "no ensuciar", pero os puedo asegurar que si buscáis el espacio adecuado y ciertas medidas para que no se convierta en una batalla campal (por ejemplo no ofrecer el bote entero de pintura sinó dosificarla), comprobaréis que las ventajas superan con creces a los inconvenientes.
¡Animaros! y seguro que vuestros peques os sorprenderán!









                               
                                   Si consigues una sola de estas sonrisas, ya valió la pena, no?



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